En las artes visuales, específicamente en la producción bidimensional, el movimiento, o mejor dicho, la sensación de desplazamiento y actividad, es un elemento compositivo auxiliar representado mediante elementos relativos a la perspectiva, estructura, posición e interacción de figuras, dirección y secuencialidad.
En la producción pictórica, el movimiento, que es meramente perceptual, se mantiene sumido a la jerarquía total de la obra, puesto que en ella priman por sobre todo el color y las formas; pero en el caso de otras artes el movimiento, en cuanto es de orden físico y óptico, es base estructural de la creación.
Conscientes de la cualidad fija de la pintura, algunos artistas intentan romper la inmovilidad, como los cubistas a través de la fragmentación del espacio, los futuristas mediante la descomposición del espacio del cuadro en planos rítmicos que sugieren desplazamientos de las figuras, uso de la superposición, interpreta el movimiento como secuencias fotográficas, ya sea incorporando mecanismos móviles al soporte plano, o bien, experimentando con la teoría del color y la composición geométrica, como el Op Art, que genera sensaciones de movimiento desde la pintura, por lo cual éste existe exclusivamente en el ojo del espectador.
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